El intenso <<entretenimiento>> que he tenido estas últimas semanas me han obligado a aparcar el blog. Hoy vuelvo por aquí y lo hago con muchas ganas. Te traigo el cuarto y último post asociado al libro  Evaluar y aprender: un único proceso, de Neus Sanmartí Puig.

Me centro en el capítulo 6. Recuerda que AQUÍ escribí sobre el primer capítulo (hacía una evaluación planteada como aprendizaje), AQUÍ sobre el segundo (la autorregulación vista desde el marco de la evaluación formadora), y AQUÍ sobre el tercero, cuarto y quinto (evaluar: datos, análisis y decisiones).

Finalizo el post de hoy con la recomendación de un curso online de expresión a cargo de Miguel Ángel Montilla.


Comunicar y dialogar frente a informar.

Sanmartí nos regala una interesante reflexión en la que se resalta la importancia de hacer coincidir las miradas del profesorado y las familias en lo relativo a estimular que el alumnado:

  1. Reconozca los objetivos y se hagan preguntas.
  2. Anticipe y planifique cómo hacer la tarea.
  3. Explicite cómo sabe si lo están haciendo bien.

Se propone dejar atrás la finalidad exclusiva de informar a las familias sobre los resultados de aprendizaje, para, en su lugar, dialogar y compartir todos juntos (profesorado y familias) sobre el qué y el cómo aprende el alumnado. Además se propone incentivar la reflexión respecto a las formas de mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Más allá de los informes tradicionales.

Usualmente los informes o <<boletines de notas>> se asocian a valoraciones de los resultados de aprendizaje asociadas a asignaturas. Escribe Neus Sanmartí: si el currículum es competencial, se ha de adquirir la capacidad de compartir qué se entiende por competencia y, por tanto, asumir que lo que se evalúa no es lo mismo que se evaluaba cuando los padres y las madres iban a la escuela. Han de poder percibir que calificar numéricamente el grado de competencia no tiene demasiado sentido.

Según Sanmartí, los informes poseen tres finalidades fundamentales:

  1. Compartir con las familias el progreso de sus hijos e hijas, así como los retos que posiblemente tendrán que superar en ese momento.
  2. Conseguir complicidad para colaborar en las acciones que se hacen desde la escuela, de manera que las actuaciones en la escuela y en los hogares sean coherentes.
  3. Dar voz a las familias para que puedan expresas sus puntos de vista, compromisos y propuestas.

La autora nos propone objetivos y estructuras diferentes para cada uno de los informes trimestrales:

  • Primer trimestre. Compartir el análisis o diagnóstico inicial, así como las propuestas de actuación. Se deberían incluir referencias a:
    • La relación y adaptación al grupo-clase (relaciones y aspectos socioemocionales).
    • Los hábitos de trabajo.
    • El grado de iniciativa y autonomía personal.
    • Los conocimientos competenciales. Debe reflexionarse sobre la capacidad de transferencia.
    • Si existen obstáculos importantes a superar, será clave que se expliquen las acciones a llevar a cabo (en la escuela y en la casa), junto con el porqué.
  • Segundo trimestre. Pasados unos meses desde el inicio del curso, el alumnado ya habrá participado en procesos de autorregulación, por lo que parece pertinente que este informe de progreso lo pueda realizar el propio alumno o alumna, de manera que el profesorado y las familias añadan argumentos y propuestas. Algunos ejemplos de este informe:
    • El alumnado explica qué ha aprendido hasta el momento y los aspectos que deberían mejorar a través de un portfolio. Profesorado y familia participan a través de preguntas para que el alumnado aclare sus valoraciones y propuestas. Finalmente tod@s acuerdan dónde pondrán el acento en el próximo trimestre, de forma que estas reflexiones y acuerdos se plasman por escrito y se incluyen en el expediente del alumno o alumna.
    • El alumnado comunica a las familias su autoevaluación utilizando criterios propuestos por ellos mismos.
    • ...
  • Tercer trimestre. En este informe se deben incluir las calificaciones, pero teniendo claro que no son lo más importante. Es tan importante hacer constar el nivel final de los aprendizajes como el desarrollo competencial en comparación con el inicio.

En resumen, Neus Sanmartí nos propone una participación activa de toda la comunidad educativa. No se trata simplemente de informar. Se debe buscar  la reflexión, la autorreflexión y la cooperación de toda la comunidad educativa, de forma que exista coherencia en cuanto a los enfoques y las actuaciones que se llevan a cabo desde la escuela y desde la familia.


Aprovecho la temática de este post (informar y comunicar) para recomendarte un curso al que yo ya me he inscrito. Saber comunicar y hacerlo de una forma efectiva, ayudando a mantener la fuerza de voluntad y por tanto la atención, es tremendamente importante. De nada sirve saber mucho si no sabemos comunicarlo.

Miguel Ángel Montilla es un excelente profesional (por cierto, es hermano de Paco Montilla, quien participó en este blog con: Docentes nómadas en territorios sedentarios) . Estoy seguro que el curso no solo te resultará más que entretenido, también te será más que provechoso.


Feliz miércoles,

Raül

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