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¿Qué tal las vacaciones? ¿Hiciste lo que tenías pensado hacer? ¿Estás satisfech@? ¿Has aprovechado para desconectar del trabajo? ... La verdad es que yo no he sido capaz de completar mi larga lista de «tareas deseadas para las vacaciones». Sinceramente: ¡ya lo sabía antes de empezar las vacaciones! Aún así, estoy muy contento, he podido «cargar las pilas» y creo que han sido unas vacaciones familiares por excelencia. Tomando como estructura una planificación base, Maria, Roger, Queralt y yo, hemos realizado un «montón» de cosas: piscina, playa, excursiones, viaje,...

También he tenido mis momentos de introspección, así que empiezo el curso con ganas y con una clara idea de propósito. Una de estas reflexiones se centra en este blog. Hace 2 años que no me planteo objetivos asociados a él y la periodicidad de publicaciones ha sido muy irregular. Por este motivo he decidido que, a partir de septiembre del 2023 y hasta mayo del 2024, publicaré un post cada 2 semanas. Este será mi compromiso contigo y espero poder cumplirlo.

Bien, como ya te comenté EN ESTE POST, vuelvo en septiembre con un nuevo enfoque de publicaciones. En este primera publicación te traigo una pequeña reseña de un libro que leí la última semana de julio. Muy práctico y «facilito». Tremendamente recomendable. Vamos al lío...


«Conocí» a Amaya de Miguel al escuchar ESTE PODCAST de Marcos de Cartagena. Me encantó la entrevista, así que empecé a «navegar» en la web de Relájate y educa. Le comenté mis impresiones a Maria y rápidamente compró su libro:

Relájate y educa

Introducción.

Como ya he avanzado, es un libro práctico y muy fácil de leer. Se trata de una obra cargada de consejos básicos de aplicación rápida para cualquier familia. ¡Muchas técnicas! Podría afirmar que se trata de un libro táctico (no estratégico).

Amaya resume todos sus conejos en la última página del libro:

«Cada día, siempre que tenga la oportunidad, y sobre todo en los momentos más difíciles, elijo tratar a mis hijos con amor y respeto profundo»

AMAYA DE MIGUEL

El libro tiene una estructura sencilla y muy práctica. Un total de 13 capítulos empaquetados entre una introducción y un epílogo/colofón final:

  1. Por la mañana.
  2. Por la noche.
  3. Higiene y cuidado personal.
  4. Recoger y ordenar la casa.
  5. Peleas entre hermanos.
  6. Gestión de enfados, lloros y agresiones.
  7. Uso de las pantallas en casa.
  8. Deberes, estudio y acompañamiento.
  9. Habilidades sociales.
  10. La comida.
  11. Cuando los juegos terminan en desastre.
  12. Accidentes
  13. Espacios y situaciones poco habituales.

Cada uno de estos capítulos incluye numerosos ejemplos y situaciones reales. Además, siempre finaliza con un pequeño resúmen de las pautas básicas que debemos tener presentes.


Mis anotaciones.

Resumir capítulo a capítulo nos llevaría a un post excesivamente largo, así que voy a compartir contigo algunas de mis anotaciones.

  • Nuestr@s hij@s no tienen problemas, solo tienen dificultades. Nuestra labor es ayudarles a superarlas, con amor, pero con firmeza.
  • No debemos confundir «firmeza» con «autoritarismo». La «firmeza» comporta parámetros firmes, estables y perfectamente conocidos por toda la familia.
  • La madre y el padre son las conductores del autobús familiar. ¡Nosotr@s somos los responsables! ¡No nos comportemos como niños!
  • Los gritos, los castigos, las amenazas, e incluso los premios, NO funcionan. El AMOR, EL RESPETO y la FIRMEZA, SÍ funcionan.
  • Debemos tener siempre presente que las buenas intenciones y la fuerza de voluntad no son suficientes. ¡Se agotan!
  • Por la mañana, cuando despertemos a nuestr@s hij@s debemos conectar y crear un ambiente agradable. ¡Nada de prisas! Planifiquemos «el despertar» de forma que tengamos tiempo de calidad, de diálogo y de juego.
  • Es necesario fijar horarios para acostarse, para despertar y para realizar las tareas.
  • Si existe malestar, averigua la causa y enfócate en solucionar el problema real.
  • El juego, los cuentos y la fantasía son excelentes estrategias para afrontar situaciones difíciles. Seamos creativ@s e introduzcamos estas estrategias en nuestra forma de educar y relacionarnos con nuestr@s hij@s.
  • Muchas de las situaciones problemáticas familiares tienen su origen en las expectativas de las madres y padres. En la mayoría de casos se solucionan cambiando esas expectativas. Es decir, podemos solucionar el problema de manera proactiva cambiando nostr@s y no necesariamente nuestros hij@s.
  • Nuestr@s hij@s no tienen nada contra nosotr@s. NO son nuestros enemigos. Usualmente les resulta difícil cumplir con nuestras expectativas. ¡Seamos pacientes y/o cambiemos nuestras expectativas!
  • En muchos casos, nuestra presencia, empuje y apoyo son necesarios. ¡Acompañemos a nuestr@s hij@s!
  • No debemos actuar como jueces cuando se produzcan peleas entre herman@s. ¡Mucho mejor ser agentes mediadores!
  • Mejor acompañar y aceptar las frustraciones de nuetr@s hij@s, que enfadarnos. Con el fin de enseñar a gestionar las frustraciones, es muy recomendable establecer entornos controlados para practicar.
  • NUNCA eches a tu hij@ de tu lado. Pactar momentos de reflexión, pero NO obligar a que esa reflexión se produzca en un momento determinado y menos aún después de un incidente.
  • Nombra lo que ocurre e identifica de manera conjunta las situaciones problemáticas, buscando soluciones conjuntas.
  • La arbitrariedad confunde. Los límites y las normas consensuadas crean entornos agradables y seguros.
  • Debemos ser previsores e informar con antelación, tantas veces como consideremos necesario, antes de actuar.
  • Se debe facilitar siempre comida sana, pero NUNCA obligar a comer.
  • Si nuestr@s hij@s tardan mucho en comer, fijemos horarios y tiempos. ¡Cuando se termina el tiempo, se termina la comida!
  • «Un accidente no es deliberado. Nadie se merece una regañina por algo que hace sin querer».

De todo lo anterior, es posible deducir una serie de acciones para «relajarse y educar en familia»:


Armonía familiar

En el epílogo, la autora nos indica que, para conseguir armonía en la familia, los adultos debemos cambiar en 5 áreas:

  1. Pasar de centrarse en la conducta del niñ@ a construir un buen vínculo.
  2. Pasar de regañar a guiar.
  3. Pasar de ver a nuestro hij@ como un enemig@ a ver la necesidad de ayuda para superar las dificultades.
  4. Pasar del lenguaje hostil al lenguaje basado en la conexión y la alegría.
  5. Pasar de las prioridades externas a priorizar las emociones familiares, incluidas las propias.

¿Fácil?

Releo el post de hoy y concluyo que son recomendaciones sencillas. Pero, ¿si son tan sencillas, por qué cuesta tanto aplicarlas?

Sinceramente creo que agotamos nuestra energía y fuerza de voluntad en aspectos externos a la familia. El trabajo y las relaciones con personas externas a nuestro núcleo familiar acaban con nuestra paciencia. Cuando llegamos a casa, ya no tenemos «pilas» y acabamos pagándolo con las «personitas» que más nos necesitan. ¿Por qué planificamos lo que haremos en el trabajo y no lo que haremos en nuestra casa? ¿Por qué le hablamos con paciencia y educación a nuestro jefe o a cualquier persona que nos cruzamos por la calle y no lo hacemos con nuestra hija?


Ya escribí un post sobre «Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas». Pues bien, en agosto leí «Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas» y en las próximas semanas voy a desgranar el libro capítulo a capítulo. Creo que esta obra de Stephen Covey ofrece una visión más estratégica que la de «Relájate y educa» y estoy seguro que es un complemento perfecto.


Feliz miércoles.

Raül

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