Hoy visita el blog el Best Seller de James Clear: «Hábitos Atómicos». Es un libro práctico y sencillo de leer. ¡Te lo recomiendo!

Te resumiré este fantástico libro en tres post distintos. El que estás leyendo ahora se centra en los aspectos generales (concepto y atomicidad de los hábitos) y en lo que el autor llama «técnicas avanzadas» (habilidades, conciencia, identidad...). El segundo post se centrará en la fase del problema (detonante y deseo) y el último desarrollará la fase de la solución (respuesta y recompensa).

Vamos al lío...


La atomicidad de los hábitos

Un hábito es una rutina o práctica habitual, en muchos casos, automática. El hábito se puede considerar adquirido cuando una decisión que en su día requirió esfuerzo ahora es automática.

Como argumenta el autor, los cambios que parecen pequeños, cambios atómicos, acaban dando frutos a medida que pasa el tiempo. Se trata de sumar ganancias marginales, 1% más cada día. Los resultados son el producto de la repetición, indicadores en diferido de los hábitos.

James Clear denomina «la meseta del potencial latente» al punto a partir del cual se evidencian los resultados de los cambios atómicos.

El resultado no es un hecho puntual, sino el de muchos cambios atómicos.

Clear señala la importancia del «sistema general» sobre los «objetivos concretos». Afirma que priorizar los objetivos al sistema presenta problemas, por ejemplo:

  1. Quienes ganan y quienes pierden tienen los mismos objetivos.
  2. Lograr un objetivo es un mero cambio pasajero.
  3. Los objetivos te hacen infeliz.
  4. Los objetivos chocan con el progreso a largo plazo. Se trata de buscar la mejora continua y no el logro concreto.

Cambiar los hábitos a partir de los resultados es un error. Es recomendable:

  1. Cambiar la identidad (la persona que queremos ser).
  2. Cambiar los procesos (diseñar un sistema).
  3. Cambiar los resultados (de manera casi inconsciente y como fruto de los dos pasos anteriores).

El éxito es el producto de los hábitos cotidianos, no de las transformaciones puntuales y extraordinarias.
James Clear en «Hábitos atómicos»

Los hábitos fundamentan la identidad, de forma que cuanto más se repite una cosa, más se refuerza la identidad asociada. Por lo tanto, se trata de preguntarse qué haría la persona que obtiene el resultado que se desea conseguir. De este modo entraremos en un bucle de retroalimentación en el que los hábitos esculpen la identidad y la identidad esculpe los hábitos.

Los hábitos son relevantes porque te ayudan a ser la persona que quieres ser (...) te conviertes en tus hábitos.
James Clear en «Hábitos atómicos»

Cambiar de hábitos es como modificar unos grados el rumbo de un avión. Este pequeño cambio de rumbo puede llevarte a un lugar inesperado. Otro ejemplo asociado a los hábitos es el propio conocimiento, el cual puede interpretarse como un indicador en diferido de los hábitos de aprendizaje. Si tienes buenos hábitos de aprendizaje, poco a poco incrementarás tus conocimientos y con el tiempo te convertirás en una persona más sabia.

Los pequeños hábitos no suman. Se acumulan. Aquí está la fuerza de los hábitos atómicos: pequeños cambios, resultados increíbles.
James Clear en «Hábitos atómicos»


Los 4 pasos y las 4 leyes de conducta para adquirir hábitos

James Clear defiende que se deben seguir 4 pasos para adquirir hábitos. Estos pasos constituyen un bucle, el bucle del hábito:

  1. Detonante: Insta al cerebro a hacer una cosa. Es información que predice una recompensa.
  2. Deseo: La fuerza motivadora que nutre todos los hábitos. Los pensamientos, los sentimientos y las emociones transforman el detonante en deseo.
  3. Respuesta: Es el hábito que se materializa en forma de pensamiento o acción.
  4. Recompensa: El objetivo final del hábito. El que satisface el deseo.

Para cada uno de estos pasos, el autor nos propone «una ley de conducta»

  • Para adquirir un hábito:
    1. Que sea obvio (detonante).
    2. Que sea atractivo (deseo).
    3. Que sea fácil (respuesta).
    4. Que sea gratificante (recompensa).
  • Para eliminar un hábito:
    1. Que sea invisible (detonante).
    2. Que sea desagradable (deseo).
    3. Que sea difícil (respuesta).
    4. Que sea desagradable (recompensa).

El autor asocia las dos primeras leyes (que sea obvio y que sea atractivo) a la fase del problema. En cambio, las dos últimas leyes (que sea fácil y que sea gratificante), las asocia a la fase de la solución.


Habilidades

Seguro que estás de acuerdo conmigo cuando afirmo que «los genes predisponen, pero no predeterminan». En base a este principio, es recomendable autoevaluarse y adquirir hábitos que concuerden con nuestra personalidad. Escoger el hábito adecuado puede hacer que la vida sea más fácil (aceptación). Se trata de descubrir nuestros puntos fuertes e invertir en ellos tiempo y energía. A largo plazo, los hábitos serán más gratificantes si están alineados con la personalidad y las habilidades.

Un buen jugador se esfuerza mucho por ganar el mismo juego que todos. Un gran jugador crea un juego nuevo que favorece sus puntos fuertes y evita los débiles.
James Clear en el libro «Hábitos atómicos»


Conciencia e identidad

Un hábito te permite hacer cosas sin pensar, pero a veces no te permite identificar errores inconscientes. En este sentido, es importante mantener una mentalidad abierta:

«Hábitos + práctica atenta = excelencia»

Por tanto, es necesario revisar y ajustar los hábitos para mejorar constantemente y también, conscientemente.

Por otro lado, es recomendable no identificarse con una identidad concreta, pues de lo contrario será mucho más difícil adaptarse a las pruebas que la propia vida nos pone de manera constante. Ejemplos:

  • En lugar de: «soy deportista», es mejor: «soy una persona mentalmente fuerte que adora los retos físicos».
  • En lugar de: «soy un gran soldado», es mejor: «soy una persona disciplinada y fiable que sabe trabajar en equipo».

Feliz miércoles.

Raül

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