Tercer y último post de la serie en la que resumo el libro de James Clear: «Hábitos Atómicos».
En el PRIMER POST reflexioné sobre la atomicidad de los hábitos y lo que el autor llama «técnicas avanzadas». En el SEGUNDO POST me centré en la fase del problema (detonante y deseo). Hoy cerraré la serie con la fase de la solución:
3. Respuesta. Es el hábito que se materializa en forma de pensamiento o acción.
4. Recompensa. El objetivo final del hábito. El que satisface el deseo.
Vamos al lío...
La tercera ley: que sea fácil
Los hábitos se adquieren por repetición, no por el paso del tiempo. Por lo tanto, hay que actuar y practicar.
James Clear demuestra que la conducta natural humana sigue la ley de mínimo esfuerzo. En base a esta premisa, el autor afirma que es más efectivo reducir la fricción que luchar constantemente contra ella (la conducta del mínimo esfuerzo). Por tanto, modificar el contexto es más efectivo para hacer obvio el detonante, pero también para facilitar lo que hay que hacer.
Básicamente tenemos que encontrar maneras de reducir la fricción asociada a los buenos hábitos y aumentar la fricción asociada a los malos.
James Clear
Los hábitos son decisiones automáticas que afectan a las decisiones conscientes posteriores.
James Clear
El autor propone utilizar la regla de los 2 minutos: «cuando empiezas un nuevo hábito, tendría que durar menos de dos minutos». Se trata de abrir la puerta de entrada, normalizar y más adelante optimizar. Es decir, es mejor hacer menos de lo que esperas que nada en absoluto. Poco a poco deberás incrementar la amplitud y/o la intensidad de las acciones que te harán adquirir el hábito.
A veces, el éxito no consiste en hacer fácil los buenos hábitos, sino en hacer difíciles los malos.
James Clear
A través de varios ejemplos, James Clear demuestra que siempre que sea posible hay que automatizar con el objetivo de hacer inevitables los buenos hábitos e imposibles los malos.
La cuarta ley: que sea gratificante
El placer dice a la mente que merece la pena recordar y repetir una cosa. Es por esto que las experiencias satisfactorias favorecen que repitamos una cosa y, por lo tanto, puede afirmarse que las emociones positivas cultivan hábitos.
Las 3 primeras leyes (obvio, atractivo y fácil) hacen más probable la conducta presente. La cuarta ley (gratificante) lo hace más probable en el futuro.
Los costes de los buenos hábitos están el presente; los costes de los malos hábitos, están lo futuro.
James Clear
En el mundo ideal, la recompensa de un buen hábito es el hábito en si. Pero en el mundo real, los buenos hábitos solo parecen rentables tras haber aportado una cosa.
James Clear
Para mantener el norte y no perder el entusiasmo, son esenciales las recompensas inmediatas, especialmente con los hábitos de inhibición (aquellos que queremos dejar de hacer). Aplicar un coste instantáneo a un mal hábito también es una acción efectiva. Es decir, se trata de definir un contrato de hábitos donde asociemos recompensas o penalizaciones a los buenos y a los malos hábitos respectivamente.
También es efectivo realizar un seguimiento de los hábitos porque:
- Crea un estímulo positivo que te recuerda que tienes que hacer una cosa.
- Evidencia el proceso que se está haciendo.
- Dejar constancia es gratificante.
- Es una prueba visual del avance hacia la persona que quieres ser.
Ficha resumen operativa
Para cerrar la serie de «Hábitos atómicos», te facilito un documento con los pasos, las leyes y las estrategias de implementación que plantea James Clear.
Pulsa AQUÍ y descarga la tabla de estrategias para generar o eliminar hábitos en formato PDF
Feliz miércoles.
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Moltes gràcies, bona lectura.