Este es un post de la serie «Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas». Puedes leerlo de manera independiente, pero te recomiendo que también leas el resto de post de la serie. Desde AQUÍ puedes acceder al índice.
Vamos al lío...
Hábito 2. Comenzar con un fin en mente.
«El hábito 2, comenzar con un fin en mente, es crear una visión clara y obligatoria del propósito que usted y su familia tienen de existir. Volviendo a la metáfora del avión, el hábito 2 define su destino. Y tener un destino claramente en la mente afecta toda decisión en el camino»
STEPHEN COVEY
Este hábito va de definir un enunciado de misión familiar, es decir, establecer conjuntamente un propósito de existencia familiar: qué queremos hacer y en base a qué principios queremos hacerlo.
Igual que un albañil construye en base a unos planos y un piloto vuela en base a un plan de vuelo, la familia debe actuar en base a una visión clara de propósito. Este propósito familiar debe permitirnos actuar responsablemente independientes y efectivamente interdependientes. Es decir, el propósito familiar será la «brújula de nuestra familia», nos guiará y nos ayudará a tomar decisiones. Con el hábito 2, decidimos proactivamente (hábito 1) cómo vivir.
«Los opuesto al hábito 2 es no vivir, es ser vivido»
STEPHEN COVEY
No existe una única forma de definir nuestra misión o propósito familiar, pero debemos tener presente que es necesario construirlo de manera cooperativa. Obviamente será necesario tener paciencia y aceptar que el enunciado variará conforme evolucione nuestra familia. Seguro que existen diferencias entre el enunciado de propósito familiar cuando, por ejemplo, nuestros hijos e hijas son pequeños que cuando son adolescentes.
El autor nos propone seguir los siguientes pasos:
- Explorar cuál es el propósito de nuestra familia.
- Establezcamos, en primer lugar, el enunciado de misión para nuestro matrimonio/pareja. Para ello deberemos reflexionar en torno a preguntas del tipo:
- ¿Cómo queremos ser?
- ¿Cómo queremos tratarnos?
- ¿Cómo queremos resolver nuestras diferencias?
- ¿Cómo gestionaremos las finanzas?
- ¿Qué tipo de padre/madre queremos ser?
- ¿Qué principios queremos enseñar a nuestros hijos e hijas?
- ¿Qué rol tendremos cada uno de nosotros?
- ¿Qué tradiciones queremos conservar y crear?
- ¿Qué expectativas familiares tenemos?
- ...
- Definamos el enunciado de misión para nuestra familia. Es necesario que todas las personas de la familia tengan sensación de pertinencia y que exista una percepción unificada de visión y valores. Para ello, deberemos crear diferentes momentos familiares (tiempo en familia) para reflexionar en torno a preguntas como:
- ¿Qué clase de familia queremos ser?
- ¿Qué clase de cosas queremos hacer?
- ¿Qué sentimientos queremos tener en nuestro hogar?
- ¿Qué clase de relaciones queremos tener entre nosotros?
- ¿Cómo queremos tratarnos y hablarnos?
- ¿Qué cosas son verdaderamente importantes para nosotros?
- ¿Cuáles son nuestras prioridades?
- ¿Cuáles son nuestros talentos?
- ¿Qué responsabilidades tenemos y queremos tener cada uno de nosotros?
- ¿Quiénes son nuestros héroes? ¿Quiénes nos inspiran?
- ...
- Establezcamos, en primer lugar, el enunciado de misión para nuestro matrimonio/pareja. Para ello deberemos reflexionar en torno a preguntas del tipo:
- Escribir el enunciado de misión familiar. El proceso de escribir aporta cristalización de pensamiento y convierte el aprendizaje y los discernimientos en palabras. A título de ejemplo, Stephen Covey comparte algunos enunciados de propósito familiar. Entre estos ejemplos encontramos el enunciado de propósito de la familia Covey en el momento de escribir el libro. A saber: «La misión de nuestra familia es crear un lugar de fe, orden, verdad, amor, felicidad y relajamiento, y proporcionar la oportunidad a cada persona de volverse responsablemente independiente y efectivamente interdependiente, con el fin de servir a los propósitos valiosos de la sociedad»
- Usar el enunciado para mantenernos en el camino (nuestra brújula familiar debe ser nuestro enunciado de propósito). Este tercer paso es, ni más ni menos, el hábito 3.
«Los enunciados de misión se enfocan en posibilidades, no en limitaciones»
STEPHEN COVEY
El autor nos regala 3 advertencias que tenemos que tener presentes durante la «construcción» de nuestro propósito familiar:
- No definas el propósito sin tus hijos e hijas.
- No tengas prisa.
- Tenlo siempre presente y visible.
Hábito 3. Poner primero lo primero.
«Si realmente quiere dar prioridad a su familia, simplemente tenga un plan por anticipado y sea fuerte. No es suficiente decir que su familia es importante. Si la familia realmente va a ser su principal prioridad, tiene que decirlo, demostrarlo y hacer que suceda»
STEPHEN COVEY
¿Cuántas personas afirman que su familia es lo más importante en su vida? ¿Cuántas personas dicen que su familia es lo que más felicidad le aporta? ¿Cuántas personas en su lecho de muerte se han arrepentido de no haber dedicado más tiempo a su familia?... ¿Cuántas personas ponen realmente a su familia en primer lugar?...
«Las cosas que importan más nunca deben estar a merced de las cosas que importan menos»
STEPHEN COVEY
El hábito 3 va de tener la disciplina y compromiso para vivir de acuerdo con las «cosas importantes» que definimos en el hábito 2. ¡Si realmente estamos conectados con nuestro propósito, el hábito 3 sale solo!
En muchas ocasiones nos ponemos infinidad de excusas falsas para justificar la falta de dedicación a nuestra familia: necesitamos más dinero, las guarderías son excelentes, la empresa en la que trabajo no me lo permite... En el fondo, son excusas y se solucionan fácilmente si partimos del supuesto de que «la familia es innegociable». Este punto de partida nos permitirá: adaptar los gastos a los ingresos, concienciarnos que nuestros hij@s están mejor con nosotr@s que en una guardería, negociar nuestras condiciones laborales...
La «prioridad y el compromiso» son cualidades intrínsecas al hábito 3. Si no damos prioridad a la familia en la vida diaria, deberemos buscar respuestas en el hábito 2: ¿El enunciado de misión es lo suficientemente profundo? ¿Estamos alineados con él?
Actualmente la sociedad valora más la libertad personal y la independencia que la responsabilidad y la interdependencia, lo cual propicia el aislamiento social y el entretenimiento independiente. La tecnología, el modelo económico, la cultura, incluso las leyes, crean un contexto favorecedor de esta independencia. Por tanto, esperar que «desde fuera» se favorezca a la familia, es un grave error. La familia debe favorecerse «desde dentro», es decir, nosotr@s, en el seno de nuestra familia, debemos crear familia, debemos posibilitar las acciones necesarias para vivir alineados con nuestro propósito de vida familiar (hábito 2). No es nada fácil hacer esto, pues las recompensas del hogar y la familia son casi todas intrínsecas; no nos pagan por hacerlo; no obtenemos prestigio por hacerlo; nadie nos anima a cumplir con nuestro rol familiar.
¡Disponer de «tiempo en familia» y de «tiempo uno a uno» es clave para «poner primero lo primero»!
Feliz miércoles.
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