Mezclamos 20g de harina de centeno, 20g de agua, 2 gotas de limón y una «puntita» de cuchara de postre de yogurt. Dejamos reposar 1 día a una temperatura de 26ºC. A continuación, le añadimos 20g más de harina de centeno, 20g de agua de frutas y volvemos a mezclar. Dejamos otro día de reposo y… A los 4 días estamos en disposición de elaborar la masa madre de harina de fuerza. Para ello, mezclamos 3g de masa madre de centeno, 80g de harina de fuerza… Dejamos reposar entre 18 y 24 horas… Transcurrido este tiempo, ya podemos disponer de 150g para elaborar nuestro pan de masa madre. Es momento de mezclar 450g de harina de fuerza, 50g de harina integral… Dejamos reposar 15 minutos, aplicamos la técnica de pliegues, dejamos reposar otros 15 minutos, repetimos la técnica de pliegues…

Este año, en mi caso, los Reyes de Oriente han dado en la diana. Me han regalado ESTE CURSO de pan con masa madre. Ayer hornee mi segundo pan. Buenísimo… es cuestión de paciencia. Justo en este segundo horneado, mientras observaba cómo crecía y se doraba el pan, me vino a la mente el tema del post de hoy.


No nos levantamos de un día para otro con 15kg de más. Tampoco obtenemos el trabajo de nuestros sueños por arte de magia. Nuestras relaciones no se deterioran ni se fortalecen por una maravillosa cena o una discusión puntual. La mayoría de las cosas que nos ocurren son el resultado de mezclar una serie de ingredientes y dejarlos reposar durante un tiempo determinado. A veces es suficiente con una sola mezcla, pero en otras ocasiones, es un proceso similar a lo que ocurre con el pan de masa madre. Se debe dejar reposar y posteriormente añadir más ingredientes. En algunos casos son los mismos ingredientes con distintas proporciones. En otros casos son ingredientes distintos.

El secreto radica en ser consciente del proceso. Se trata de saber que todo lo que hacemos tiene sus consecuencias. Salvo por algún cisne negro, en muchos casos llegamos a una determinada situación de vida porque hemos sido nosotros los que, consciente o inconscientemente, hemos ido hasta allí. Esa situación de vida puede ser agradable o puede ser un auténtico desastre. Cuando nos encontramos en este segundo caso, es decir, cuando nos encontramos en una «situación mejorable» puede ocurrir que exista marcha atrás o que la situación sea insostenible. Debemos identificar dónde nos encontramos y decidir qué hacemos. ¿Empezamos esa dieta y plan de ejercicios que nos permita revertir nuestra situación actual? ¿Iniciamos un cambio de expectativas y acciones concretas para mejorar nuestra relación? ¿Rompemos «pajitas» y cambiamos de trabajo?

Es muy difícil saber cuál será la mejor opción, pero debemos tomar una decisión. Incluso el no hacer nada es una decisión. Con el post de hoy no pretendo centrarme en la difícil decisión que debemos tomar cuando nos damos cuenta de que nos encontramos en esa «situación mejorable». Mi intención es resaltar la importancia del proceso y de las pequeñas decisiones que tomamos todos los días. El hecho de comerse ese donut de chocolate, llamar o no llamar a tu amigo, sorprender a tu pareja con un fuerte abrazo y un apasionado beso, mirar a los ojos a tu hija y decirle que la quieres…

Como dicen por mi tierra: «Toda pedra fa marge».

Tú decides qué tipo de piedras utilizar y cuándo utilizarlas.


Feliz miércoles.

Raül

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