poker

Imagen tomada de Flickr. Autora Viri G


Domingo 19 de febrero de 2017, las 6:45h y quien aquí escribe, mientras desayuna, se pone a leer ESTA ENTRADA. Lo que tenía que ser una lectura de tan solo 3 minutos, así se llama el blog (Dame tres minutos), acaba convirtiéndose en casi media hora, pues visualizo dos veces el vídeo que puedes encontrar al final de la entrada (tanto de la que leí el domingo como de la que tú estás leyendo ahora). Termino de prepararme la mochila, salgo de casa con Bala, y me dirijo hacía Alcoy, allí tengo una carrera de canicross. Durante el viaje en coche escucho algo de música, visualizo la estrategia de carrera que seguiremos Bala y yo, llegamos a Alcoy, calentamos y a las 9:00h empezamos a correr. Salimos rápidos, nos ponemos los primeros y en el tercer kilómetro nos quedamos Bala y yo en solitario. Parece que no habrá ningún problema en ganar la carrera, Bala está motivada y tira de mí (obviamente esto no sería así si no fuera por Bala, mis perseguidores no eran precisamente unos domingueros, pero bueno, esta es mi suerte y mi secreto) . Yo solo tengo que mover las piernas, así que "PAM", mi cerebro deja de concentrarse en la carrera y se pone a pensar en el vídeo. Cuando entramos en meta supe que hoy iba a escribir de este tema,... pues nada al lío...
canicrossalcoy01


Aunque es extrapolable a muchos otros aspectos de la vida, me parece tremendamente acertado el enfoque que realiza el conferenciante, y es precisamente este el que voy a comentar aquí. Lo que experimentan muchas de nuestras alumnas y alumnos (tengan o no una excepcionalidad) puede asemejarse a una partida de póquer.
Veamos un caso concreto:

  1. Piensa en la alumna o en el alumno más "brillante" de clase, aquel que obtiene buenas notas. Seguramente esta alumna o alumno tenga millones y millones de fichas de póquer (llamémosle individuo "Ri", de "rico").
  2. Piensa ahora en la alumna o en el alumno menos "brillante", el que obtiene peores notas. Muy probablemente este tendrá muchísimas menos fichas que el primero (llamémosle individuo "Po", de "poco rico").
  3. Imagina una escuela distinta: ahora ir a la escuela es como estar en las Vegas; aprender es jugar a póquer. Juguemos pues...
  4. Ponte en el lugar de "Ri". Te preguntan en clase sobre cualquier aspecto del cual no tienes la certeza de la respuesta, pero una respuesta incorrecta tan solo te restará cuatro fichas de póquer. ¿Qué harías? ¿Arriesgarías? Seguramente sí: si aciertas, perfecto, ganarás más fichas; en caso contrario, solo perderás unas pocas fichas de póquer que no harán que merme en absoluto tu capital.
  5. Ponte ahora en el lugar de "Po". Te hacen la misma pregunta y aunque crees saber la respuesta,... ¿Qué harías? ¿Arriesgarías? Aquí puedes hacer dos cosas:
    1. Arriesgas, pues total, no tienes nada que perder... Pues nada, tú eres la "niña/niño" graciosa o gracioso que quiere llamar la atención. ¡Molestas en clase!
    2. No dices nada y te comportas de forma conservadora, lo poco que tienes debes guardarlo... Pues nada, tú eres la "niña/niño" introvertido que no quiere relacionarse con nadie, eres la "rarita o rarito" de clase. ¡También molestas!

¿Sabes qué? Nadie molesta en clase, nadie es "rarito", tan solo existen niñas y niños con más o menos fichas de póquer y... ¿Sabes qué? la solución la tienes en tus manos, tan solo debes darle más fichas a quien menos tiene. Aquí tienes la solución, aquí tienes la verdadera atención a la diversidad, la verdadera educación personalizada. Nada de adaptaciones, ni de clases particulares,... Es cuestión de INCLUSIÓN!!!!


Pasa un fantástico miércoles!!!!
Raül

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=_BuP5XuMZGA&w=560&h=315]

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