En ESTE ARTÍCULO, comenzamos a explorar las ideas transformadoras del libro «Educar para un mundo cambiante» de David Perkins. Hicimos una PRIMERA PARADA para asimilar sus conceptos iniciales y hoy retomamos ese viaje. Nos sumergimos en el corazón de su propuesta para desgranar cómo podemos construir un aprendizaje que, de verdad, merezca la pena.
Un aprendizaje que prepara para la vida
Saber algo no es lo mismo que comprenderlo. Y, lo que es más importante, no garantiza que ese conocimiento nos sea útil en la vida. Perkins nos advierte de una realidad muy presente en nuestras aulas: que algo merezca la pena aprender no significa, por defecto, que prepare para la vida.
Para que la comprensión sea auténtica, debe ser una comprensión activa. No basta con recitar de memoria o resolver ejercicios mecánicos. La verdadera comprensión implica la capacidad de pensar con lo que se sabe, de aplicarlo y de darle sentido en contextos nuevos y complejos.
Para que la comprensión prepare para la vida, el aprendizaje debe cultivar el pensamiento.
David Perkins
Un gran tema de comprensión se convierte en una herramienta para pensar. Nos prepara para la vida cuando nos ayuda a interpretar el caos del mundo real y nos guía en nuestras decisiones. Perkins desglosa esta comprensión activa en cuatro fases:
- Percepción: Nos permite dar sentido a lo que ocurre a nuestro alrededor.
- Acción: Esa nueva comprensión nos impulsa a actuar de una manera informada.
- Ética: Nos sirve de brújula para elegir entre distintas acciones posibles.
- Oportunidad: El entorno debe ofrecer situaciones donde podamos ejercitar la percepción, fomentar la acción y realizar juicios éticos.
Por ello, el alumnado necesita oportunidades constantes para conectar lo que aprende con la vida que vivirá. Aquí reside una labor crucial del profesorado: la de aportar significatividad a la enseñanza.
Este tipo de aprendizaje, que transfiere del aula a la vida, se manifiesta en cuatro dimensiones: prepara para pensar, para aplicar, para darse cuenta de lo que ocurre y para tener interés. Nadie aprende a escalar sin escalar, ni a patinar sin subirse a un monopatín. Del mismo modo, para lograr la transferencia, el alumnado debe tener experiencias directas de pensamiento y aplicación. Metodologías como el aprendizaje basado en proyectos, que plantean desafíos complejos y abiertos, son un vehículo idóneo para ello.
Navegar los mares del conocimiento
La cantidad de conocimiento valioso es inmensa. Por eso, la clave no está en cubrirlo todo, sino en un «muestreo inteligente». El profesorado debe seleccionar con acierto el «foco» de la enseñanza. Aunque el currículo marca unos mínimos, es nuestra decisión poner el acento en aquellos grandes temas de comprensión que realmente preparan para la vida.
Perkins nos recuerda una idea poderosa: cualquier materia puede enseñarse de forma eficaz e intelectualmente honesta en cualquier etapa del desarrollo, siempre que se haga a través de versiones adaptadas y significativas.
Las formas de conocer: más allá del contenido
El conocimiento no se limita al contenido puro y duro. Conocer una disciplina es mucho más que acumular información. En un mundo complejo, las soluciones a los problemas reales rara vez pertenecen a una única área; se nutren del discurso interdisciplinar.
Verónica Boix Mansilla y Howard Gardner proponen cuatro dimensiones para comprender una disciplina en profundidad:
- Conocimiento: La comprensión del contenido esencial.
- Métodos: Cómo una disciplina construye y valida el conocimiento.
- Finalidad: El propósito de la disciplina como herramienta para explicar e interpretar el mundo.
- Formas: La soltura con los sistemas de símbolos propios de la disciplina (el lenguaje matemático, la escritura, la expresión artística, etc.).
Uno solo conoce el rostro de alguien si lo mira más de una vez y con una luz diferente.
David Perkins
De forma similar, conectar disciplinas aparentemente dispares, como la ciencia y la literatura, fomenta una comprensión más profunda y robusta de ambas. Por ejemplo, enseñar matemáticas no debería reducirse a la mecánica del álgebra o la geometría. Si se enfoca correctamente, esta disciplina cultiva grandes temas de comprensión sobre los patrones de investigación y las formas de razonamiento que trascienden los números.
En definitiva, Perkins no aboga por abandonar las disciplinas, sino por enriquecerlas. Nos propone un equilibrio, una templanza: combinar la profundidad de los enfoques específicos con la relevancia y significatividad de los enfoques interdisciplinares, que son los que verdaderamente se asemejan a la vida real.
Feliz finde.
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NOTA: este post es una versión actualizada del que publiqué en re-programa.com el 03/04/2024
Muestreo inteligente». El profesorado debe seleccionar con acierto el «foco» de la enseñanza.
Me encanta el concepto, lo denomino tijeras de podar, aunque se queda ccrto, al añadir "foco", adquiere un gran profundidad.
Hola Paco.
Coincido contigo en que «foco» es una palabra adecuada. Ahora bien, es importante resaltar la diferencia entre «extensión» y «profundidad». Me explico: nosotr@s, como docentes, debemos programar e intentar impartir la «extensión» del currículum. La «produndidad», es decir, el tiempo que dediquemos a cada competencia específica o resultado de aprendizaje dependerá, entre otros factores, del «foco» que, desde nuestra perspectiva profesional queramos asignarle. Un interesante tema de debate. Feliz inicio de semana.