Afirmar que el saber leer y el saber escribir son dos de las principales destrezas/conocimientos/herramientas con las que cuenta nuestra civilización no creo que sea una afirmación atrevida. Los avances de la neurociencia evidencian la correlación positiva entre la lectura y la actividad cerebral, es decir, la lectura nos hace más inteligentes. Si además de leer, se escribe, aún mejor que mejor, pues se reflexiona y se pone en práctica aquello que hemos aprendido (a través de la lectura, por ejemplo). Son muchos los beneficios que nos ha aportado la escritura y la lectura, como por ejemplo la transmisión del conocimiento de forma más eficiente y amplia. Pero no pretendo reflexionar hoy sobre la lectura y la escritura sino sobre la biblioteca y de forma más concreta sobre la relevancia de su gestión, y por tanto sobre la importancia del bibliotecario o bibliotecaria.
Parece que la Administración educativa no solo tiene clara la correlación positiva lectura-escritura-inteligencia, sino también la importancia de la biblioteca como elemento facilitador. Así lo demuestra, entre muchas otras evidencias, a través del artículo 113 de la LOMCE, dedicado en exclusividad a este maravilloso "repositorio de información y cultura":

1. Los centros docentes públicos dispondrán de una biblioteca.
2. Las Administraciones públicas dotarán la biblioteca.
3. Las bibliotecas contribuirán a fomentar la lectura, su hábito diario, y el acceso a recursos de información para el aprendizaje.
4. La organización de las bibliotecas permitirá que funcionen como un espacio abierto.
5. Los centros podrán llegar a acuerdos con las municipios para el uso de las bibliotecas municipales.

La orden 44/2011 regula el plan de fomento de la lectura en la Comunidad Valenciana, de forma que su artículo 3 detalla los objetivos que tienen que conseguirse. Uno de ellos es el siguiente:

Potenciar el uso y la dinamización de las bibliotecas de los centros docentes y adecuarlas a los objetivos y actuaciones recogidos en el plan.

Podría enumerar muchísimas más referencias legislativas y también de otra índole para demostrar, de forma objetiva, no solo la necesidad de potenciar y dinamizar la biblioteca escolar, sino más bien, la necesidad y obligación moral de hacerlo para fomentar el hábito lector, el desarrollo personal y el sentido crítico del alumnado de los centros educativos.

La buena gestión y la promoción de la biblioteca tiene que ser una prioridad del equipo directivo de cualquier centro docente.

Ahora bien, gestionar una biblioteca escolar no es fácil, nada fácil. No se trata de tener la biblioteca repleta de libros (aunque sean buenos y variados), ni de tener las puertas abiertas de par en par durante toda la jornada escolar, ni tampoco el hecho de contar con un buen programa de gestión y préstamo de libros es suficiente.

La biblioteca escolar debe ser dinamizadora de la lectura y de la escritura, pero también de la cultura. Ha de dotar a toda la comunidad educativa de instrumentos de aprendizaje que permitan el desarrollo personal e intelectual, y obviamente debe diseñarse para integrar a los y las que usualmente leen y los y las que usualmente no lo hacen.

 ¿Es posible conseguir este modelo de biblioteca? ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo debe ser el equipo que gestiona la biblioteca? ¿Cómo debe ser el bibliotecario o bibliotecaria?

Para dar respuesta a todas estas cuestiones sería necesario más de una entrada de blog, incluso podría ser objeto de varios artículos de investigación, trabajos fin de grado,... Sin ninguna pretensión de profundizar más de la cuenta y con la intención de ser coherente al nombre de la entrada de hoy, solo me centraré en la última cuestión:

¿Cómo debe ser el bibliotecario/bibliotecaria escolar?

No voy a detallar todas y cada una de las cualidades deseables de un bibliotecario o bibliotecaria (las puedes encontrar en ESTE interesante y completo decálogo del "buen" bibliotecario), pero sí te voy a describir, aunque de forma "muuuuuu" resumida como es la bibliotecaria de mi centro.

Toñi, así se llama esta excelente profesional y mejor persona. 

Toñi es tremendamente responsable y cumple con creces las funciones tradicionales de cualquier "guardián de la información":

• Custodia y gestiona el préstamo de libros.
• Mantiene ordenada, organizada y actualizada la biblioteca.
• Facilita el acceso a la información.
• Mantiene el orden y el clima adecuado que se merece cualquier biblioteca.
• ...

Toñi es garante del mejor y más estricto código deontológico (AQUÍ tienes el código de ética de la IFLA para bibliotecarios y otros trabajadores de la información).
Toñi es fiel a principios como: autonomía, libertad individual, justicia, utilidad y responsabilidad social, confianza, confidencialidad, respeto, profesionalidad,...
Toñi cuenta con aptitudes como: empatía, cercanía, trabajo en equipo, interés por la evaluación y la mejora,...
Toñi también es una excelente dinamizadora de la biblioteca. Así lo demuestran las innumerables actividades que se han puesto en marcha gracias a su insistencia y constancia: tertulias literarias, actividades culturales diversas, lecturas de poesía,....
Toñi es una persona que transmite tranquilidad, confianza, sabiduría y amor, mucho amor por aquello que hace, principalmente a las niñas y niños, pero también a las compañeras y compañeros, a las amigas y a los amigos.

"Toñi, ens deixes divendres que ve, nou de juny, però a diferència de moltes altres persones que han passat, passarem i passaran per aquest centre sense pena ni glòria, la teua petjada quedarà sempre present ací. Pots quedar-te tremendament tranquil·la, has de saber que has deixat el llistó molt molt molt molt alt, vull que sàpies que has ajudat a moltíssimes xiquetes i xiquets, però també a moltes professores i professors (jo sóc un d'ells). Has fet gran la nostra biblioteca, has permet creixer a moltes persones i tens un gran futur. Allí on estigues ho faràs genial"

Gracias Toñi!!!!

Pasa un miércoles fantástico,
Raül