Hoy va de "Tuits" la cosa...

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Primera remesa...


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Como indico en el primer tuit, la evaluación continua es una estrategia de evaluación formativa, pero ¡OJO!, esto no significa que toda evaluación continua sea formativa, pues también existe la evaluación continua con carácter sumativo, es decir, una evaluación continua que busca únicamente averiguar si se han conseguido unos objetivos. En este caso, se toman varios registros de evaluación (evaluación continua), pero no se ofrece "feed-back" al alumno, es decir, no existe intención de formar.
En el segundo tuit destaco las principales características de una evaluación formativa:

  1. Detectar aprendizajes adquiridos.
  2. Identificar lagunas.
  3. Proporcionar "feed-back" (tanto al alumnado como al profesorado).

En todas las enseñanzas, desde infantil hasta las de régimen especial, la evaluación debe ser formativa y continua, por tanto, siempre que en un centro educativo hagamos referencia a evaluación continua, ésta debe ser necesariamente formativa.
Seguimos...


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Por tanto, una evaluación solo será formativa y continua cuando intervengamos en el proceso de aprendizaje para mejorar y reorientar. Es necesario informar al alumnado, decirle lo que ha hecho bien, lo que debe mejorar y ofrecerle estrategias para corregir aquello que se considere necesario. Obviamente debemos calificar la actividad de aprendizaje, pero si el "feed-back" es bueno, la calificación siguiente, necesariamente debe mejorar. Si no es así, debemos replantearnos nuestra estrategia de aprendizaje y/o nuestra forma de ofrecer "feed-back" al alumnado.
Más...


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Aunque en algunos casos la legislación contempla la pérdida del derecho a una evaluación continua (por ejemplo, por falta de asistencia regular), todo el alumnado tiene derecho a una evaluación ordinaria y a otra extraordinaria. En este caso, es decir, sin evaluación continua, resulta difícil, casi imposible, que la evaluación sea formativa. Y es que una evaluación  continua facilita una evaluación formativa, de forma que sin evaluación continua inevitablemente tenderemos hacía una evaluación sumativa.
En cualquier caso, como docentes, debemos incentivar al alumnado a seguir un proceso de evaluación continua. Una evaluación con varios registros donde sea posible evidenciar los progresos del alumnado, pero también, evaluar nuestra propia práctica docente. Una evaluación que nos permita rectificar y reorientar nuestra estrategia didáctica. Para ello podemos diseñar un sistema de calificación con una relevancia variable en cuanto al peso de cada registro. Para aquel alumno o alumna que siga una evaluación continua y que evidencie mejora en su aprendizaje, el peso de los registros de evaluación continua debería permitir aprobar la materia sin necesidad de tener que superar la evaluación sumativa final (convocatoria ordinaria). En cambio, para aquel alumnado que por unas circunstancias u otras no haya podido o no haya querido seguir un proceso de evaluación continua, o bien no se aprecie mejora, el peso de la evaluación sumativa final le debería permitir aprobar sin necesidad de los registros de evaluación continua. Es decir, una evaluación individualizada que en cualquier caso beneficie al alumnado. Si el proceso está bien diseñado, lo lógico es que el alumnado tienda hacia una evaluación continua y además, si realmente es formativa, las calificaciones de los registros deberían mejorar secuencialmente tal y como avancemos en el curso.
Terminamos...


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Por tanto, los requisitos de una evaluación formativa y continua son:

  1. Planificación. En la concreción curricular y/o en la programación didáctica debemos establecer unas normas de juego, así como un número mínimo de instrumentos y registros de evaluación.
    • Por ejemplo, en las orientaciones para la evaluación de la concreción curricular de un centro educativo podría escribirse lo siguiente: "cada trimestre debe incluir al menos 3 instrumentos de evaluación distintos, y, al menos, 6 registros de evaluación por cada alumno/a, de forma que en, al menos, uno de ellos se evidencie "autoevaluación" y en otro "coevaluación". La programación didáctica podría concretar los instrumentos y la programación de aula desarrollarlos.
  2. Diseño de actividades de aprendizaje acordes con la planificación establecida, pero también, y más importante aún, con los resultados que de forma progresiva obtiene el alumnado. Es decir, debemos estar constantemente reconduciendo nuestro proceso de enseñanza.
  3. "Feed-back". Es necesario para que la evaluación sea formativa, pues sin reorientación y sin explicaciones, el alumnado no puede aprender. La evaluación es un acto social y un elemento más del proceso de enseñanza y aprendizaje. Como docentes debemos identificar los puntos fuertes y los mejorables, informar al alumnado y proponerle estrategias de mejora. Además debemos hacerlo siempre como mucha delicadeza, en privado y en positivo.
  4. "Re-planteamiento" y "Re-diseño". La planificación es el primer requisito, y además recomiendo que sea técnica, coherente, sólida,... pero sobretodo FLEXIBLE. Aquello que hemos planificado, aquellos requisitos mínimos que se han establecido desde el centro educativo, desde el departamento, desde el propio equipo educativo, deben cambiarse si el cambio implica mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Si aplicamos una verdadera evaluación formativa y continua, solo pueden existir suspensos para el alumnado que realmente no quiera aprender. Si existe la más mínima intención de aprender, y se aplica una evaluación formativa y continua, el alumnado aprende y aprueba!!!!
Ale... ahora a pensar...
Feliz miércoles,
Raül

IMAGEN DE DESTACADA TOMADA DE PIXABAY

 
 

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