Buenas tardes amigas y amigos lectores,
En esta entrada quiero realizar mi primera reflexión del 2014.
Es usual oír que la autoridad del profesorado está en entredicho, que se requiere de mayor apoyo institucional por parte de la administración. Estoy de acuerdo en ello, pues en ciertos casos, tal y como ocurre en otros ámbitos públicos como lo es la sanidad, el profesorado debe enfrentarse a acusaciones nada halagüeñas de algún que otro alumno/a, e incluso de sus familias.
De cualquier modo y en muchos casos, la autoridad del profesorado se deriva de su propia profesionalidad.
He aquí algunas características que debería tener presente todo el profesorado para mantener la autoridad delante de su alumnado:

  • Debe dominar la materia que imparte, pues de la contrario transmitirá inseguridad y poca seriedad.
  • Debe tener unos conocimientos didácticos mínimos. Estos concomientos deben permitir el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje.
  • Debe tener capacidad de planificación, la cual de plasmará en la correspondiente programación didáctica y programación de aula (objetivos, contenidos, temporalización, metodología, criterios de evaluación,...).
  • Debe preocuparse por la mejora y la formación continua, es decir, debe mantenerse actualizad@ en cuanto a sus conocimientos técnicos y pedagógicos.
  • Debe conocer la sociedad actual, es decir, debe ser consciente de cómo funciona la sociedad  y cuales son las preocupaciones y sistemas de comunicación de su alumnado. Por tanto, si el alumnado habla de Facebook, de WhatsApp,... el profesorado no puede responder “¿qué es eso?” Debe conocer estos conceptos, incluso más, ¡debe utilizarlos e interactuar con su alumnado a través de ellos!
  • Debe apreciar a su alumnado, es decir, debe ser una persona con una marcada empatía. Cada uno de nuestros alumnos tiene una vida y una historia detrás, su comportamiento en el aula es reflejo de esta vida, seguro que si nos ponemos en su piel logramos comprender muchas de las cocas que realiza.
  • Debe ser humilde. Debemos comunicar nuestro conocimiento de forma honesta y honrada, admitir y reconocer nuestros errores, y tener presente que nosotros también vamos a aprender de nuestro alumnado. 
  • Debe tener dedicación tanto dentro como fuera del aula. Nuestra profesión no permite la “desconexión”.

Si todo el profesorado cumpliera con la pautas que anuncio en esta entrada, muy probablemente en lugar de hablar de déficit de autoridad, se hablaría de éxito escolar y de reconocimiento de la labor docente.
Admito que es difícil complir con todas estas pautas durante todos y cada uno de nuestros días de trabajo, pero es un buen propósito para este recien estrenado año 2014.
Pasad muy buena tarde!!!!

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